En fechas recientes se ha estado acondicionando toda la red de caminos y pistas de pueblo para reparar los que estaban en mal estado y mejorar así el acceso a las fincas de labranza. También se ha aprovechado para mejorar y consolidar el firme, añadiendo gravilla en gran parte del nuevo camino que se abrió el año pasado por la zona del Valle, los Prados y la ladera del Calvario, culminando una ruta muy agradable de pasear, sobre todo ahora en primavera.
Igualmente también se ha añadido gravilla azul en el camino de acceso a la Varga, que ya le hacia buena falta, pues estaba en muy malas condiciones, especialmente en época de lluvias.
Solo añadir una crítica constructiva, ya que nuevamente a la hora de arreglar las numerosas pistas de acceso a las fincas agrícolas se han repasado también las cunetas, eliminando por completo cualquier vestigio de vegetación, incluso arbustos y árboles de cierto porte. No se trata de un simple problema estético, que también lo es, si no de un empobrecimiento de biodiversidad, pues estos “setos vivos” actúan como refugios de vida, entre otros de algunos de los depredadores que deberían mantener a raya a algunas de las plagas que recurrentemente inciden sobre los cultivos, como los dichosos topillos, que aprovechan además estas zonas lampiñas para excavar sus galerías. Además, estas pantallas vegetales actúan como cortavientos y reducen los procesos erosivos. Por otra parte, la profundización de las cunetas contribuye a rebajar el nivel freático de la zona, dificultando la irrigación de los cultivos. Llueve sobre mojado, pues hace algo más de 10 años denunciábamos desde aquí hechos similares, sin que nadie se haya tomado la molestia de poner remedio para que no vuelvan a producirse.
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