Oda al roble
¡Oh, roble de la “Cerra”!
Eterno centinela del silencio,
¿Quién hincó tus raíces en la tierra?
Mudo testigo de la noche helada,
lanza de luz en una paz infinita,
flotas en agua con remos de aire.
Viejo roble perdido en cualquier sierra,
de mil posturas de Sol eres testigo.
Reposado y susurrando, yo te digo:
-“A tu sombra mi alma fluye,
sin ataduras ni extraños deseos”.
Tronco robusto por la edad,
del Páramo eres guardián callado.
Movido por los latidos del viento,
tu meta eres tú mismo.
Por ti no pasa el hacha del tiempo,
Los juncos, dardos punzantes,
en tu sombra se guarecen.
A tu lado, cavada por el tiempo,
se extiende la seca hendidura
de un arroyo esperando agua del cielo.
Tú, sabes lo que es gozar y sufrir
por las brisas y truenos pasados,
exhalan junto ti, ¡Roble venerable!
verdes suspiros los enamorados.
En la ladera sembrada de hermanos,
las abejas liban néctar con mimo
de las flores de brezo y espino.
Por tu popa pasan palomas y milanos.
A tu vera, en los rastrojos, crujen
bajo las pezuñas de una yunta cana.
Crecen a tus pies, cardos marianos,
pinillos olorosos, clavelinas lusitanas
en el hondón de las laderas cercanas,
tú, guardián, les miras con templanza,
y cuidas el sueño a los abedules;
hasta que lleguen auroras azules,
cargadas con simiente de esperanza.
A.de la F. M. (31-7-2013)
Eterno centinela del silencio,
¿Quién hincó tus raíces en la tierra?
Mudo testigo de la noche helada,
lanza de luz en una paz infinita,
flotas en agua con remos de aire.
Viejo roble perdido en cualquier sierra,
de mil posturas de Sol eres testigo.
Reposado y susurrando, yo te digo:
-“A tu sombra mi alma fluye,
sin ataduras ni extraños deseos”.
Tronco robusto por la edad,
del Páramo eres guardián callado.
Movido por los latidos del viento,
tu meta eres tú mismo.
Por ti no pasa el hacha del tiempo,
Los juncos, dardos punzantes,
en tu sombra se guarecen.
A tu lado, cavada por el tiempo,
se extiende la seca hendidura
de un arroyo esperando agua del cielo.
Tú, sabes lo que es gozar y sufrir
por las brisas y truenos pasados,
exhalan junto ti, ¡Roble venerable!
verdes suspiros los enamorados.
En la ladera sembrada de hermanos,
las abejas liban néctar con mimo
de las flores de brezo y espino.
Por tu popa pasan palomas y milanos.
A tu vera, en los rastrojos, crujen
bajo las pezuñas de una yunta cana.
Crecen a tus pies, cardos marianos,
pinillos olorosos, clavelinas lusitanas
en el hondón de las laderas cercanas,
tú, guardián, les miras con templanza,
y cuidas el sueño a los abedules;
hasta que lleguen auroras azules,
cargadas con simiente de esperanza.
A.de la F. M. (31-7-2013)
VOCABULARIO:
Cerra- Bosquecillo al Oeste de Villota del Páramo (Palencia) en el que abundaban robles centenarios.
Páramo –Terreno yermo, raso y desabrigado.
Yunta cana- Par de vacas, de pelo blanquecino, para labores agrícolas del pasado.
Cardos marianos-(Silybum marianum) -Planta de cardo de flores rosadas en el extremos de los tallos, rodeadas de espinas.
Pinillos olorosos-(Ajuga chamӕpitys) –Planta herbácea (de unos 25 cm) de olor aromático. Con flores solitarias pedunculadas pequeñas y amarillas.
Clavelinas lusitanas- (Diantus lusitanus) –Planta vivaz con cepa leñosa muy ramificada. Tallos floríferos rígidos. Flores solas o en pares, al extremo del tallo. Pétalos peludos rosáceos.
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